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La vida entre palma y arroz: un rincón del campo colombiano |
En lo profundo del paisaje tropical colombiano, donde las hojas de plátano se alzan como sombrillas naturales y el verde lo invade todo, encontramos hogares que cuentan historias silenciosas de tradición, trabajo y conexión con la tierra.
Esta imagen nos transporta a uno de esos rincones rurales donde la vida se mueve al ritmo de la naturaleza. La humilde vivienda, construida con madera y techo de palma, no solo representa una forma de habitar, sino también una manera de resistir y sostenerse en armonía con el entorno. Aquí no hay lujos, pero sí saberes antiguos, manos trabajadoras y una infancia que corre libre entre caminos de tierra.
El arroz, sembrado en terrazas que parecen bordados de esmeralda, es mucho más que un alimento: es sustento diario, es economía familiar, es identidad. En muchas regiones de Colombia como el Meta, el Huila, o el Bajo Cauca, este cereal se cultiva con paciencia y dedicación, respetando los ciclos del agua y del sol.
Los niños que aparecen en la escena son testigos de una vida que, aunque alejada de las grandes ciudades, está llena de aprendizajes. Crecen viendo cómo se siembra, cómo se recoge, cómo se comparte. Y quizás, sin saberlo, llevan en sus juegos la sabiduría de generaciones enteras.
Este tipo de imágenes nos invita a valorar lo esencial, a mirar con respeto esas formas de vida que siguen siendo el corazón palpitante de nuestro país. Porque Colombia no solo es urbe y modernidad: también es campo, es raíz, es comunidad.