El cultivo de tomate de árbol, también conocido como Solanum betaceum, se ha consolidado como una excelente alternativa en la agricultura colombiana. Este fruto exótico, apreciado por su sabor único y versatilidad culinaria, tiene un mercado en expansión tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, para lograr una producción exitosa, es fundamental considerar una serie de factores agronómicos y de manejo adaptados a las condiciones propias de Colombia.
Condiciones Climáticas y Ubicación
El tomate de árbol prospera en climas templados y se adapta bien a altitudes que oscilan entre los 1,500 y 2,500 metros sobre el nivel del mar. En este rango, regiones como Antioquia, Cundinamarca y Boyacá pueden ofrecer condiciones óptimas para su cultivo, garantizando una buena exposición solar y temperaturas que fluctúan entre 12°C y 24°C.
Preparación del Suelo
Un suelo bien preparado es esencial para el cultivo del tomate de árbol. Prefiere suelos ricos en materia orgánica, con buen drenaje y un pH ligeramente ácido entre 5.5 y 6.5. Antes de la siembra, resulta vital realizar un análisis del suelo para ajustar la fertilidad mediante la adición de compost o fertilizantes orgánicos adecuados.
Selección de Variedades
En el contexto colombiano, se recomienda seleccionar variedades que hayan demostrado buena adaptación a las peculiaridades climáticas del lugar. Algunas variedades comerciales populares incluyen el 'Inca', 'Orinoquía', y 'Colombia', conocidas por su productividad y resistencia a enfermedades comunes del tomate de árbol.
Manejo del Riego
El riego adecuado es crucial para evitar el estrés hídrico que puede afectar la producción y calidad del fruto. Se sugiere implementar un sistema de riego por goteo que permita suministrar el agua necesaria de manera controlada, asegurando que no se produzcan encharcamientos, lo cual podría fomentar la aparición de hongos y otras enfermedades.
Control de Plagas y Enfermedades
A pesar de su relativa resistencia, el tomate de árbol puede ser atacado por plagas como el minador de la hoja, pulgones y ácaros. Asimismo, enfermedades fúngicas como la antracnosis y la fusariosis son comunes. La implementación de técnicas de manejo integrado de plagas (MIP) y el uso de productos biológicos pueden ayudar a mantener un control eficiente, reduciendo la dependencia de agroquímicos.
Cosecha y Postcosecha
El tiempo de cosecha llegaría aproximadamente entre los 18 y 24 meses después de la siembra. Los frutos deben recolectarse cuando hayan alcanzado su color y tamaño característicos para garantizar su máxima calidad. Tras la cosecha, es importante manejar adecuadamente los frutos para evitar daños físico-mecánicos, manteniendo un ambiente fresco y ventilado durante su almacenamiento y transporte.
Considerando estos aspectos, el cultivo de tomate de árbol no solo puede ser una fuente significativa de ingresos económicos sino también contribuir a la sostenibilidad de las explotaciones agrícolas en Colombia, promoviendo prácticas responsables y respetuosas con el entorno.
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